EN LA TAUROMAQUIA, la banderilla (también llamada rehilete, garapullo o avivador) es un palo delgado, de 70 a 80 cm de largo, armado de una lengüeta de hierro en uno de sus extremos, y que, revestido de papel picado y adornado a veces con una banderita, usan los toreros para clavarlo en el cerviguillo de los toros para avivarle. Las banderillas reciben también el nombre coloquial de avivadores o alegradores, porque sirven para reanimar y excitar al toro sin quitarle fuerzas. Antiguamente se clavaban de una en una y no pareadas, como se hace hoy día. Pepe-Hillo ya menciona a fines de siglo XVIII que se consideraba de gran mérito clavarlas a pares, no habiendo variado apenas su técnica desde entonces. Banderilla también es una tapa de aperitivo compuesta por trozos pequeños de varios alimentos, frecuentemente encurtidos, incluyendo la imprescindible guindilla y pinchados en un palillo. Pero es la tercera acepción que nos da la Real Academia la más adecuada: banderilla es un dicho picante o satírico o pulla. Te presento un amplio conjunto de banderillas pareadas, la propia pulla acompañada de su remate o coletilla, en cursiva, inserta en gris. La intención es avivarte para sacudirte. No están hechas con la intención de hacer más daño del necesario para que te desmodorres mediante la carcajada con un toque de atención. Entre todas ellas encontrarás alguna que te va a picar: esa banderilla está hecha para ti. Para entender las banderillas es imprescindible que busques el doble o el triple sentido echando mano de ingenio e inteligencia, cualidades de las que carecen los ofendiditos, por lo que esta obra no es apta para ellos. ¿Puedes imaginar a un toro al que al clavarle un par de banderillas se eche a llorar y se vaya rabioso de la plaza? A estas alturas, ya te habrás dado cuenta de que en esta suerte el toro eres tú. Apréstate pues a la pelea y trata de superarla como mejor puedas y ríete hasta sucumbir