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Grégoire Delacourt

  • Eva Vergaraidézett7 nappal ezelőtt
    Tenía quince años y ya soñaba con morir de amor.
  • Eva Vergaraidézett7 nappal ezelőtt
    Una cae enamorada, se queda embarazada y finalmente vuelve a caer… desde lo alto.
  • Eva Vergaraidézett7 nappal ezelőtt
    Yo estaba hecha para las palabras, para las frases que transportan, para las alas que se despliegan. Estaba hecha para las cosas maravillosas de la vida; de esas vidas que acaban sin que lamentes nada.
  • Eva Vergaraidézett6 nappal ezelőtt
    cómo evitar que el pasado, las carencias, el silencio y todos los sueños ahogados me engulleran.
  • Pony Neónidézettelőző év
    Hasta el momento, mis amaneceres habían sido los pequeños guijarros de una vida bien ordenada, de una vieja promesa, la de seguir los caminos trazados por otros que creían en las trayectorias perfectas o, en su defecto, en las mentiras piadosas. Mis próximos amaneceres se anunciaban ventosos.
    Y uno de ellos, devastador.
  • Pony Neónidézettelőző év
    Mi marido no me había atado ni encerrado y, sin embargo, yo estaba a punto de huir
  • Pony Neónidézettelőző év
    Amaba a nuestras dos hijas y a nuestro hijo, sobre todo la idea de que podría matar por ellos, arrancarle con los dientes la carne a un animal vivo si se estuvieran muriendo de hambre, enfrentarme a las tinieblas con tal de que dejasen de tener miedo.
  • Pony Neónidézettelőző év
    Recuerdo una boda a la que nos invitaron, en Berru, cerca de Reims. Durante la cena, la novia se enamoró de la pareja de una de las damas de honor. Desaparecieron en la noche, montados en una moto. Jamás se los volvió a ver.
    Aquella fuga me turbó, y durante mucho tiempo me hizo soñar
  • Pony Neónidézettelőző év
    Te propulsan a la alegría, a un deseo nuevo y devastador. Captan esas miradas tan elocuentes sobre el inmenso apetito de las mujeres, sobre la urgencia de los cuerpos. Exponen las manos que encienden un cigarrillo con una sensualidad turbadora, casi con desesperación; las pieles que se rozan, eléctricas, voraces, jamás saciadas, los brazos que se abren, los cuerpos que se lanzan, se sumergen y salen de nuevo a la superficie, dichosos, a veces agotados.
    Rozan los labios aplastados por el carmín, por las mordeduras, las sonrisas, las carcajadas fuertes como hombros masculinos, toda esa vida chillona y virtuosa, con el ruido de los cubiertos impactando en la porcelana de los platos, las jarras de vino de vidrio barato golpeando la mesa
  • Pony Neónidézettelőző év
    Me siento mal.
    Me siento afectada. Todavía hoy, cuando todo ha quedado atrás y mi cuerpo y mi alma se han inflamado desde entonces para no volver a apagarse jamás, el recuerdo de aquel irreprimible arrebato de deseo sigue siendo la cosa más desgarradora de mi vida.
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