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William Faulkner

  • marteidézett3 hónappal ezelőtt
    Estaban lavando en el arroyo. Una de ellas estaba cantando. Yo olía la ropa ondulante y el humo que volaba atravesando el arroyo
  • marteidézett3 hónappal ezelőtt
    «Qué tienes contra los blancos».

    «No tengo nada en contra. Yo voy a lo mío y que los blancos vayan a lo suyo.
  • Miguel Guisaidézett2 évvel ezelőtt
    Los nihilistas dicen que la muerte es el final; los funcionalistas, que el comienzo; pero en realidad no es más que un simple inquilino o familia que deja su habitación o su ciudad.
  • Miguel Guisaidézett2 évvel ezelőtt
    la finalidad de la vida no es otra sino la de aprestarse a estar mucho tiempo muerto.
  • Miguel Guisaidézett2 évvel ezelőtt
    Pero tampoco acabo de ver claro el que nadie se arrogue el derecho a determinar quién está y quién deja de estar loco. Viene a ser como si en cada hombre hubiera una personalidad más allá de la razón y de la locura, una personalidad que contemplase sus acciones sensatas y las insensatas con el mismo horror y la misma sorpresa.
  • Sophieidézett7 hónappal ezelőtt
    Los cadalsos y las tiranías, las guerras y la barbarie de las luchas civiles eran el precio del progreso, el rescate de sangre que había que pagar al dios de la historia.
  • Mary Pachecoidézettelőző év
    —El virginiano que nos contó aquella noche durante la cena cómo le habían enseñado a beber como un caballero. Basta poner un escarabajo pelotero en alcohol para conseguir un escarabajo sagrado; y si se pone en alcohol a un hombre de Mississippi se obtiene un caballero…

    Diálogo dicho por Horace Benbow.

  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    día siguiente Zilphia abandonó la escuela. A partir de entonces siempre estaba sentada en una silla junto a la ventana que daba a la plaza, con un delantal de hule. Junto a ella, la máquina de la señora Gant ronroneaba sin parar. La ventana no tenía barrotes. A través de ella, Zilphia veía cómo los chicos con los que solía ir a la escuela empezaban a emparejarse inevitablemente, entrando y saliendo de su campo de visión, algunos incluso hasta la casa del pastor o de camino a la iglesia. Un año Zilphia cosió el vestido de novia de la chica a la que solía visitar; cuatro años después, cosió vestidos para la hija de su amiga. Estuvo sentada frente a la ventana durante doce años
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Cuando Zilphia tenía trece años la señora Gant empezó a examinar su cuerpo cada mes. La obligaba a desnudarse y a pararse frente a ella, muerta de vergüenza, mientras la luz salvaje se colaba entre los barrotes y el invierno gris recorría todo el descampado
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    una mujer que durante doce años había cultivado la apariencia externa de un hombre y que ahora, a los cuarenta, tenía sobre las comisuras de los labios la sombra difuminada de un bigote… siempre ahí, con la paciencia eterna de su crianza campesina y con su fría e implacable paranoia, lo mismo en los días templados que bajo la lluvia y el frío, envuelta en su chal negro
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