Fernando Zamora Águila

Unido al florecimiento de los estudios filológicos, el invento de la imprenta de tipos móviles dio un enorme impulso al libro impreso como vehículo básico en la difusión del saber.

Esto llevó a que lo escrito y lo pictórico se separaran.

Las nuevas técnicas de impresión permitieron el surgimiento de un verdadero “nuevo mundo de la imagen” renacentista.

John Locke se refería peyorativamente a la imaginación como «asociación de ideas», y como una «fuente de errores» relacionada con la locura, distinguiéndola así del pensamiento racional.

Habría que esperar hasta Kant para que se revalorara la imaginación como mediadora entre las intuiciones y los conceptos.

Pero, ¿acaso el siglo del giro lingüístico no fue también el siglo de la imagen?

Tal vez el giro lingüístico fue una reacción, una defensa instintiva de la razón occidental ante el enorme desarrollo de la imagen visual, ante los embates de un modo de pensar no sujeto al logos discursivo.

más: en la segunda mitad del siglo XX se asistió al despliegue de la imagen electrónica, la imagen pantocrator, la imagen ubicua, la imagen multifuncional.

La lucha entre iconoclastas e iconódulos no puede terminar

l mismo tiempo se levantan voces de alarma que nos advierten sobre los peligros de la inflación visual