Muerta o viva, estatua o mujer, sombra o cuerpo, su belleza siempre era la misma; tan solo el verde brillo de sus pupilas estaba un poco apagado, y su boca, antes encarnada, era de un rosa pálido y tierno semejante al de sus mejillas.
Matías Agustínidézett2 évvel ezelőtt
Reímos, lloramos, nos ensuciamos las manos, las caras, las ropas mientras nos limpiábamos el corazón, la memoria y las almas…
Danielidézettelőző év
O la memoria de la felicidad pasada es la angustia de hoy, o las agonías que son se originan en los éxtasis que pudieron haber sido
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