Laetitia Colombani

La felicidad estaba ahí, agazapada en aquellos minúsculos instantes de la vida cotidiana, cuya regularidad le producía la sensación de una existencia inmutable y protegida.

cree firmemente en la educación como arma de construcción masiva.

agresor suele ser alguien conocido —afirma la jefa—. Casi siempre es un miembro de la familia, un tío, un primo… Pero también te puede agredir un desconocido en plena calle. Tenéis que saber reaccionar en cualquier circunstancia…

aquí la ley no significa nada. Nadie la respeta y tampoco las fuerzas del orden hacen nada por imponerla.

situación de las mujeres no conmueve a nadie. Analfabetas y explotadas, están abandonadas por todos en un país que no las quiere.

Esa mano, tendida sin arrogancia, sin reservas, es para ella mucho más que un simple saludo. Significa: «Eres como yo. No me da miedo tocarte. Tu condición y tu supuesta impureza me traen sin cuidado. Te considero mi igual y te ofrezco mi respeto».

La niña es una desarraigada… Crece como una flor

Léna es como ella, una superviviente. Ha conocido el infierno y sigue atravesándolo todos los días. Se ha exiliado aquí, en un lugar remoto del subcontinente indio, para intentar sobrellevar su pena.

Ante el número de agresiones sexuales que constataba a su alrededor y la falta de reacción de la policía y las autoridades, decidió formar un grupo de voluntarias para velar por la seguridad de las mujeres de su barrio: así nació la primera Brigada Roja.

casi todo el país, las redes de prostitución secuestran a miles de niñas para enviarlas a Kamathipura, un terrible barrio de Bombay que concentra el mayor número de prostíbulos del mundo. Allí las niñas son vendidas, golpeadas y esclavizadas.