Trotta

  • Iranyelaidézettelőző év
    el poema está hecho de hilos-palabra desiderativo-desiderales.
  • Iranyelaidézettelőző év
    La lectura desideral contempla la suspensión del sentido, expone la dispersión del texto, de-siderado como portador de una significación ya siempre constituida y de algún modo establecida en la realidad exterior. «La palabra de ir-a-lo-profundo» lleva quizás al vértigo indecible del amor y la muerte.
  • Iranyelaidézettelőző év
    los tres verbos que encadena el poema, «leer-mirar-ir»
  • Iranyelaidézettelőző év
    El texto, decía Barthes, es comparable a un cielo estrellado, texte étoilé, profundo y liso, en el que el comentador, al igual que aquellos augures, «traza zonas de lectura con el fin de observar la migración de sentidos, el afloramiento de códigos, el paso de las citas»18. Las imágenes escriturales de la sideración de las letras y la constelación textual reconducen a Mallarmé, para quien el Libro, reflejo de la «dispersión volátil» del espíritu, describe la trayectoria de palabras lanzadas como dados al azar sobre el espacio vacío de la página, donde la potencialidad diseminante de la escritura queda fijada de mil formas, todas ellas efímeras e ilusorias
  • Iranyelaidézettelőző év
    la desideración del poema.
  • Iranyelaidézettelőző év
    «desiderar» significaba dejar de ver una estrella o perder de vista la constelación formada por varios astros (sidera)
  • Iranyelaidézettelőző év
    un poema no significa nada, no quiere decir nada, es un significante desideral cuyo sentido no es otro que el conjunto indeterminado de sus posibles efectos, todos ellos, a su vez, (in-)si
  • Josué Osbourneidézett5 hónappal ezelőtt
    el hombre ha de poder pensar, con tal que quiera hacerlo.
  • shiruettoidézett2 évvel ezelőtt
    mundo es mi representación» es la frase con que Schopenhauer compendia el idealismo kantiano (del Kant de la primera edición de la Crítica de la razón pura, no el de la segunda, que en su intento de evitar el idealismo rotundo echó a perder una obra maestra de todos los tiempos).
  • shiruettoidézett2 évvel ezelőtt
    iera acceder a nosotros mismos. Así lo demostró Kant en su Paralogismo de la razón pura y así lo expresa, en un lenguaje más sencillo, Schopenhauer: «El yo representante, el sujeto del conocer, nunca puede convertirse en representación u objeto, ya que, en cuanto correlato necesario de todas las representaciones, es condición de las mismas […] No hay, pues, un conocer del conocer»[14]. En eso también erró Descartes: en
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