florido; el rey Huyr nunca había sido poeta, ni siquiera elocuente como su hijo. Kinda era un reino pequeño, compuesto únicamente por una ciudad, tres o cuatro aldeas, seis o siete tribus nómadas y un buen pedazo de desierto. La nueva corte, culta y elegante, la había ido formando poco a poco el príncipe Walid. Su habilidad política había logrado que los mercaderes caravaneros que venían de Oriente pasasen más a menudo por Kinda; sus esfuerzos diplomáticos habían hecho de aquel reino algo más que el conglomerado
SEXO A