no tengo un hombre ideal, aunque no me gustan los chicos blandos. De repente, viene alguien y ¡fuáaa!, te descoloca. Cuando dejé a Emilio la primera vez pegué un portazo al salir de casa y la puerta rebotó y volvió a abrirse muy lento y volvió a aparecer Emilio muy serio, te lo juro, cámara lenta total, como en el cine mudo, fue cómico, nos reímos y decidimos seguir juntos un tiempo más, jajaja, pero a los dos meses lo dejamos ya en plan de verdad, para siempre, y llamé a un ucraniano para que me cambiara la puerta y esa puerta ya no rebota, esa puerta la cierras y se queda cerrada.