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Elizabeth Jenkins

  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    La única queja que la señora Ogilvy podía tener de su marido era que resultaba muy difícil de complacer. Nunca parecía fijarse en qué había para comer y no apreciaba los esfuerzos de su mujer para tener una casa agradable y bonita. Ella, sin embargo, no protestaba
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Harriet, su única hija, era lo que los vecinos del pueblo de donde venía la señora Ogilvy llamaban «tontita», aun cuando no tuviera una inteligencia tan escasa que le impidiera relacionarse con las personas corrientes
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    A sus treinta y dos años, tenía la piel cetrina y unas arrugas muy marcadas entre la nariz y las comisuras de los labios. La barbilla empezaba a retraerse y los ojos tenían el color negro y glutinoso de la melaza. Al margen de su expresión y de que no pronunciaba del todo bien las palabras, su aspecto era pulcro y adinerado. El pelo castaño, rizado y poco abundante, con flequillo sobre
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Lo que ocurre alrededor y por encima de la cabeza de los niños, éstos lo perciben como una asombrosa sucesión de viñetas, y el recuerdo más nítido que Tom conservó de su prima en su vida posterior fue esta imagen: con un bollo en la mano y riéndose a carcajadas sin que viniese a cuento
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Te aseguro que no me hace ninguna gracia tener a Harriet en casa: para mí significa más trabajo, en vez de ayuda. Pero Jane Ogilvy nos paga bien, con tal de quitársela de encima, y no me extraña nada
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Los Oman, sin ser de distinta clase social que la familia de la señora Hoppner, eran hombres interesantes, mundanos y originales, bien es verdad que era la primera cualidad la que predominaba en el caso de Lewis y la segunda en el de Patrick
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Yo diría que debe ser la única mujer que no ha conseguido casarse a pesar de tener tanto dinero. Es horrorosa, ¿verdad?
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Con escuchar a Lewis ya tenía suficiente distracción. Su hermano, por su capacidad, su atractivo y su extraordinaria fortaleza de carácter, acaparaba por completo la devoción de Patrick: lo adoraba y lo aceptaba en silencio, sin cuestionarlo jamás, completamente
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    Le pesaba enormemente el amor que sentía por él. La carga de una nación era más liviana que el peso de aquel hombre. Se alejó de la ventana y terminó de desnudarse a oscuras. No se molestó en encender una vela: estaba acostumbrada a lo más sencillo
  • Dianela Villicaña Denaidézettelőző év
    tal como yo veo el mundo, la gente que más necesita el dinero es la que pasa más inadvertida
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