Rebuscamiento a veces. Otras, simpleza; demasiada simpleza. Encuentro estos defectos con una frecuencia desoladora. Mi limitación más evidente: el ínfimo número de palabras con que cuenta mi castellano. Estoy de acuerdo con aquello de que “vale más una que mil…”,3 o que todo reside en la forma de ordenarlas, pero desearía no verme detenido en mitad de una idea por la falta de un adjetivo o un verbo adecuados.
Leer. Volver a leer como antes.