Svetlana Alexsievich

  • O Hastingsidézett10 hónappal ezelőtt
    He descubierto que las armas son bonitas: las metralletas, las minas, los tanques. El ser humano le ha dedicado mucho tiempo a pensar en la mejor forma de matar a otro ser humano.
  • O Hastingsidézett10 hónappal ezelőtt
    Confieso que no fui libre enseguida. Fui sincera con mis héroes y ellos confiaron en mí. Cada uno de nosotros ha tenido su propio camino hacia la libertad.
  • O Hastingsidézett10 hónappal ezelőtt
    El comunismo no ha muerto. El cadáver está vivo.
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Estas son algunas de las tristes melodías del coro que ahora oigo…

    Primera voz:

    «¿Para qué quieres saberlo? Es algo tan triste. Conocí a mi marido en la guerra. Servía en un carro de combate. Llegué hasta Berlín. Recuerdo que estábamos parados —todavía no era mi marido— al lado del Reichstag, y me dijo: “Oye, vamos a casarnos. Te quiero”. Y qué cabreo me pillé después de esas palabras… Toda la guerra llena de barro y porquería, de polvo, sangre, rodeados de palabrotas. Le respondí: “Primero haz que sea una mujer: regálame flores, dime palabras bonitas y yo, cuando nos desmovilicen, me haré un vestido”. Tenía ganas hasta de pegarle de puro cabreo. Él sintió todo eso, tenía una mejilla quemada, llena de cicatrices; vi lágrimas en sus cicatrices. “Está bien, me casaré contigo”. Eso dije… Ni yo misma me creía lo que había dicho… Alrededor: hollín, ladrillos rotos; en resumen, alrededor estaba la guerra…».
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Vivía en un país donde nos enseñaban a morir desde pequeños. Nos enseñaban la muerte. Nos decían que el ser humano existe para entregarse, para arder, para sacrificarse. Nos enseñaban a querer a la persona armada. Si hubiera crecido en otro país, no habría podido recorrer este camino. El mal no tiene piedad, hay que estar vacunado contra él. Pero crecimos entre verdugos y víctimas. Puede que nuestros padres vivieran con miedo y no nos contaran todo —lo más normal era que no nos contaran nada—, pero el propio aire de nuestra vida estaba envenenado con él. Con disimulo, el mal siempre nos estaba observando.
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Nada más terminar la guerra Theodor Adorno estaba conmocionado: «Escribir versos después de Auschwitz es un acto de barbarie». Mi maestro Alés Adamóvich, cuyo nombre cito hoy agradecida, también pensaba que escribir prosa sobre las pesadillas del siglo XX era un sacrilegio. No hay nada que inventar. Hay que presentar la verdad como es. Es indispensable la «supraliteratura». Debe hablar el testigo. Podemos recordar también a Nietzsche y sus palabras de que ningún artista resiste la realidad. No la presentará.
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Me dedico a la historia omitida. Más de una vez he oído, y todavía sigo oyéndolo, que esto no es literatura, que es documentación. Pero ¿qué es hoy literatura? ¿Quién responderá a esta pregunta? Vivimos más rápido que antes. El contenido rompe en pedazos el molde. Lo parte y lo cambia. Todo se derrama: la música, la pintura; también en un documento la palabra se zafa por salir fuera del documento. No hay fronteras entre el hecho y la ficción, uno desemboca en el otro. Ni siquiera un testigo es imparcial. Al contar, el ser humano crea, combate con el tiempo al igual que un escultor con el mármol. Es actor y creador.

    Me interesa el pequeño ser humano. El pequeño gran ser humano, podría decirse, porque los sufrimientos lo agrandan. Él es quien cuenta en mis libros su pequeña historia y, junto con esta historia suya, también la grande. Qué nos ocurrió y qué nos está ocurriendo todavía no lo hemos comprendido, hay que decirlo en voz alta. Al menos decirlo en voz alta, para empezar. Nos da miedo, no estamos en condiciones de dominar, de enfrentarnos a nuestro pasado.
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Dostoievski, Shátov le dice a Stavroguin al inicio de una conversación: «Somos dos seres que se han encontrado en el infinito… por última vez en el mundo. ¡Deje ese tono y adopte un tono más humano! Por una vez en la vida, hable con voz humana».[1]
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Estoy escribiendo un libro sobre la guerra… ¿Por qué sobre la guerra? Porque somos gente de guerra: o estamos guerreando o preparándonos para la guerra. Si observas con atención, todos nosotros pensamos de una forma bélica. En casa, en la calle. Por eso aquí es tan barata una vida humana. Todo como en la guerra.
  • Miguel Ángel Vidaurreidézettelőző év
    Rusia es un país sin memoria, una gran extensión de amnesia total, una conciencia virgen para la crítica y la reflexión.
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