Le doy la vuelta y empiezo a secarle la parte delantera, empezando por los pies y avanzando hacia arriba. Al pasar los muslos, llego a esa polla gruesa e hinchada, tibia y limpia de la ducha. La tomo en mi mano, sintiendo que se expande dentro de mi agarre, la piel es extraordinariamente suave, acaricio con la punta de mis dedos a lo largo. Su polla se estira hacia mi mano, casi como si tuviera mente propia, aprieto el eje justo debajo de la cabeza, haciendo que Cal gima.
Me atrae hacia sí.
—Se supone que debo cuidar de ti — gruñe.
—Puedes, en un minuto —digo.
Tomo su polla en mi boca chupando suavemente la cabeza, su polla se llena al máximo con tanta fuerza que la piel se tensa. Paso mi lengua arriba y abajo de su longitud en movimientos largos y suaves y luego en ligeros movimientos burlones. Luego vuelvo a tomar todo lo que puedo en la boca y trato de forzar la cabeza hacia atrás, hacia