La Fuga Ediciones

  • jorgelandabidézettelőző év
    Al cliente que entra le importa un bledo si habláis correctamente y vos tampoco se lo podéis pedir a él, os tiene que contentar que lo entendéis y podéis atenderlo como es debido. En la tienda basta con saber contar para no robarse uno mismo, porque justamente se trata de hacer negocio, no lo olvidéis. Sois joven y tenéis que aprender de la experiencia, y no de los libros como en la escuela.
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    Al cliente que entra le importa un bledo si habláis correctamente y vos tampoco se lo podéis pedir a él, os tiene que contentar que lo entendéis y podéis atenderlo como es debido. En la tienda basta con saber contar para no robarse uno mismo, porque justamente se trata de hacer negocio, no lo olvidéis. Sois joven y tenéis que aprender de la experiencia, y no de los libros como en la escuela.
  • Jesús M. Gallegos De S.idézett2 évvel ezelőtt
    Ahora, jovencito, lo llevo al sótano solo para que sepa dónde guardamos el aceite de oliva. —El señor Tauben abrió el tabique de madera y señaló un barril de hojalata—. Ve esto, aunque lleve escrito aceite de lino para nosotros ahora es aceite de oliva.
  • jorgelandabidézettelőző év
    única manera de que los individuos puedan vivir cómodamente es engañando al conjunto de la sociedad.
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    La única manera de que los individuos puedan vivir cómodamente es engañando al conjunto de la sociedad.
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    —¿Adónde se dirige, buen señor? —preguntó el guardia con aquel sutil sarcasmo de que son capaces solo los guardias que a altas horas se topan con individuos sospechosos.
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    —¿Adónde se dirige, buen señor? —preguntó el guardia con aquel sutil sarcasmo de que son capaces solo los guardias que a altas horas se topan con individuos sospechosos.
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    Colgamos un cartel que rezaba: «Se requiere muchacho moral para denigrar a los candidatos de la oposición».
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    Anochecía y yo no había encendido la luz. Estaba sentado en el sillón y, cuando más tarde la luna divisó mi despacho a través de la ventana, vio a un hombre sentado en el mismo sillón con un telegrama en la mano, contemplando la penumbra de la estancia como un idiota.
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    Hablaron, sin embargo, los médicos forenses, quienes retomaron el veredicto de la comisión médica militar que eximió a Švejk del servicio militar. Durante dos largas horas discutieron sobre si Švejk era un tonto redomado, si estaba solo algo tarado o si era completamente normal
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