Mariño González

  • Marcia Ramosidézettelőző év
    Como ya he dicho, estaba de bastante mal humor y subí al tejado para enfriarme y tranquilizarme. Unas nubes negras flotaban a poca altura por encima de la ciudad, los relámpagos amenazaban aquí y allá
  • Marcia Ramosidézettelőző év
    amenazaban aquí y allá.

    Una gata negra y escuálida apareció detrás de la chimenea y maulló de forma lastimera. ¡Pobrecita! Se había quemado.
  • Ceciliuxidézettelőző év
    Pero Perkins Gilman no cultivó el género de terror; su obra es más bien el reflejo de sus teorías feministas, una denuncia del papel que la sociedad asignaba a la mujer y un desfile de personajes femeninos fuertes, resolutivos y decididos a tomar las riendas de sus vidas. Incluso en este relato de terror
  • Ceciliuxidézettelőző év
    Siendo una mujer, se supone que no debo maldecir
  • Ceciliuxidézettelőző év
    Al ser una mujer, estaba interesada en ellas, y podía ver algunas cosas de manera más clara que los hombres. Vi su poder real, vi su auténtica dignidad, su responsabilidad con el mundo; la forma en la que se visten y se comportan solía malhumorarme.
  • Ceciliuxidézettelőző év
    su infantilidad egoísta…, principalmente todas esas mujeres que viven a costa de hombres ricos.
  • Ceciliuxidézettelőző év
    Le hablé de los genios arruinados a los que había conocido, pero me respondió que un genio arruinado no era peor que una mujer arruinada. ¡Es imposible razonar con las jovencitas!
  • Ceciliuxidézettelőző év
    Sintió lo que nunca había sentido en su anterior vida: el poseer dinero, su propio y bien ganado dinero, era suyo para poder entregarlo o quedárselo, no tendría que mendigarlo, ni rogarlo, ni sonsacarlo con halagos; era su dinero…
  • Ceciliuxidézettelőző év
    Quiero casarme contigo, Malda, porque te quiero, porque eres fuerte y hermosa, porque eres salvaje y dulce, fragante y escurridiza, como las flores que te gustan. Porque eres una gran artista a tu manera, viendo la belleza y regalándosela a otros. Te quiero por todo esto, porque eres racional, moral y amistosa…, ¡pese a tu cocina!
  • Ceciliuxidézettelőző év
    No siempre es cierto, querida —dijo—, que al corazón de un hombre se llega por el estómago; al menos no es la única manera. Lois no lo sabe todo, ¡aún es joven! Y quizá, por mi bien, puedas dejarlo. ¿Podrás hacerlo, querida?
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