Olga Tokarczuk

En realidad no existe movimiento alguno. Como la tortuga de la paradoja de Zenón, no nos movemos en dirección alguna, apenas peregrinamos hacia el interior de un momento y no existe un final, ni un objetivo. Lo mismo podría aplicarse al espacio: ya que a todos nos separa la misma distancia del infinito, tampoco existe ningún «en alguna parte»: nadie permanece anclado en un solo día ni en un solo lugar.

No sabía revelar fotografías familiares desde el cuarto oscuro de los pensamientos ajenos, ni explicarlas.

Mi sintomatología se resume en que me atrae todo lo defectuoso, imperfecto, roto.

ntes de la creación lo que busco pacientemente en mis viajes.

solo perduraría lo diferente.

A veces atisbo entre la multitud una figura que me seduce, entonces me desvío de mi camino para seguirla durante un rato y

Pensativo, miró por la ventanilla tras cuyo cristal escapaban paisajes que ya llegaban tarde a alguna parte

Los dos son testigos de cómo el ferry, con un escándalo repentino, se aleja de la orilla.

Estoy sujeta a la misma ley de la que tan orgullosa está la física cuántica: que una partícula puede existir en dos lugares al mismo tiempo?

cuando el cambio en el tiempo es irreversible, la pérdida y el duelo se convierten en algo cotidiano. Por eso sus labios no paran de pronunciar palabras como «vano» y «agotado».