Javier Padilla

Esto ha servido para poder expresar públicamente, con mayor facilidad, ciertos padecimientos en el ámbito de la salud mental, vinculándolos no con incapacidades individuales para la gestión emocional o de las expectativas, sino con un sistema que utiliza a las personas y sus anhelos como la materia prima con la que transformar el capital.

La mirada del terapeuta y su intervención van a estar siempre condicionadas por su clase, su género, su raza y, en general, toda su posición epistémica. Por mucho que el terapeuta trabaje a fondo para deconstruirse y ponerse al servicio del sujeto como instrumento para que este construya una narrativa nueva, siempre existe el riesgo de que acabe imponiendo la propia

«Construir algo distinto en el corazón

de lo mismo es agotador, si no imposible».

un estado del malestar, que sería una suerte de catástrofe larvada que tiene su mayor significado no solo en lo que está mal, sino también en lo que nunca estará bien.

Remedios Zafra, en su libro Frágiles,[63] enmarca la mejora de la vida de la siguiente manera:

[…] toda proyección de futuro, personal o colectiva, movida por una aspiración vital hacia lo bueno o la vida mejorada siempre está atada por el lazo corto del sustento, la vul

nerabilidad de los cuerpos, los hijos o los viejos padres enfermos, un techo y un trabajo.

fomento del arraigo como elemento de seguridad y certeza, y supresión de la división sexual del trabajo como condición de posibilidad para que cuidar no sea un generador de malestar.

una frase de Simone Weil que dice: «El arraigo es tal vez la necesidad más importante y menos reconocida del alma humana». Sudjic rescata esta frase en el contexto del relato de sus episodios de ataques de ansiedad. El arraigo como elemento de anclaje frente a la ansiedad desencadenada por episodios vitales donde la inseguridad y la eventualidad rigen el día a día y el futuro.

el derecho al arraigo como «el derecho a establecer un vínculo estable con el espacio cotidiano que habitamos y las gentes con las que lo compartimos.

El eslogan de «¡Abajo el trabajo!» debería ir acompañado por algún corolario que estableciera «¡Arriba la redistribución de los cuidados!», ya que hay trabajos que nunca podrán echarse abajo porque sin ellos la vida no existiría.