Justo L. González

La crisis está más bien en la falta de conexión entre ese llamado y buena parte de lo que se ofrece en términos de preparación para el ministerio.

Aun cuando el crecimiento numérico de la iglesia no ha de ser la única medida de juicio en cuanto a la efectividad de su ministerio

Hoy, la mayor dificultad que tenemos es la inmensa cantidad de información — tanto información correcta y valiosa como falsa y tendenciosa—

tanto buena como no tan buena,

El pasado nos presenta tan grande variedad y multitud de datos, que es imposible prestarles igual atención a todos ellos.

Por otra parte, el único modo que tenemos para enfrentarnos al futuro es la experiencia del pasado.

Sin pasado, no sabríamos cómo vivir en el presente. No sabríamos cómo ni cuándo sembrar el maíz, ni cómo cocinarlo, ni cómo sazonarlo

En las Epístolas Pastorales se señalan características que los obispos y diáconos han de poseer; pero nada se nos dice acerca de su preparación.

El índice de alfabetización en las ciudades grecorromanas —que fue donde primero se abrió paso el cristianismo— era bajo

Y entre los esclavos y artesanos, para quienes la lectura no era necesaria y para quienes en todo caso había poco que leer, el analfabetismo era común.