Asunción Izquierdo Albiñana

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    aquí estamos sin poseer cosa alguna, ni tan siquiera a nosotros mismos, desgajados los unos de los otros y sólo contando con un par de ojos para medir nuestras carencias
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    sangre de cordero de salvación jamás ha logrado limpiar de violencia las relaciones de los hombres,
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    Amor pintado nunca será amor.
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    Lo único que sé en este momento es que nos hemos quedado solos. Y métetelo en la cabezota, tú, yo, ellos, todos, únicamente unidos somos algo.
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    ¡Qué silencio tan muerto se ha hecho en la antigüedad de las piedras antiguas!
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    Los últimos los he visto alejarse con sus racimos de juventud en agraz. Los camilleros de las cruces, tras de haberse arriesgado para recoger heridos, también se han ido. Pero aún puede escucharse, de vez en cuando, ráfagas de ametralladoras ametrallando a los inquilinos de los altos edificios. Los tiros de los francotiradores se han ido espaciando. ¡Cuántos, pero cuántos zapatos sin dueño y cuántas bolsas de mujer sembradas por la plaza tan amplia! Por la mañana, esto será un paraíso de pepenadores. Porque habrá mañana, una mañana, siempre hay una mañana tras otra.
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    Lencho, mi pobre Lencho, cómo pudimos pensar los dos que el tezontle podía servirnos de refugio, si el tezontle, tezontle brotado de los siglos está habituado a sorber el chorro sangrante, sagrado, de los corazones de los hombres y de los niños gracias al hábil cuchillo de ónix de los chamanes. Míralos tú ahora, ahora puedes mirarlos tú, también pueden mirarlos Romancito y Marcela, todo se ha reducido a una pirámide de corazones apilados para regocijo de vencedores.
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    hombre desde que ya fue hombre viene pagando por sus dioses sangre y moneda contante y sonante.
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    he visto ser más cruel que una mujer para otra mujer.
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    También las víctimas estamos manchadas por la fuerza y crueldad de los verdugos, así que yo tampoco soy inocente de las violencias que me infligen los demás.
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