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Roger Chartier

  • Berenice Torresidézett2 évvel ezelőtt
    Los mapas hacen ver lo que la linealidad del escrito es impotente para enunciar: la simultaneidad de las acciones, la sincronía de los episodios, la coexistencia de los espacios. Aun cuando la concepción de la equivalencia predomine en la primera Edad Moderna, los mapas de las ficciones –o al menos algunos de ellos– comunican suplementos de sentido, emoción o sueño que el historiador debe postular sin poder siempre descifrarlos. Nuestra mirada los percibe, pero siguen siendo para siempre el secreto de los lectores antiguos.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    La relación entre estas propuestas analíticas y la cultura escrita se encuentra en las obras de Armando Petrucci.18 La diferencia que establece entre el poder sobre la escritura y el poder de la escritura remite a las ideologías de la escritura y a la tensión entre los esfuerzos de los poderosos para controlar y limitar los usos de la escritura y la conquista de la capacidad de leer y escribir por parte de aquellos y aquellas que la despliegan como instrumento de movilidad social o herramienta de crítica social.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    modelo heredero de la visión de alguien como Condorcet, muy próxima a la de Kant, en la que solamente la comunicación escrita es la que permite la reflexión o el intercambio de ideas, protegiéndolas contra el fervor, el entusiasmo e incluso el peligro de la palabra viva y de la retórica.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    La reflexión de Kant se fundamentaba en la idea de que la propiedad del discurso es más fuerte que la propiedad del objeto.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    La moneda tiene un valor intrínseco como objeto, pero también tiene un valor abstracto como medida de los precios de las cosas. En el caso del libro, su doble naturaleza viene de que es un opus mechanicum, un objeto que ha sido producido en el taller tipográfico, que pertenece a quien lo compró y, a la vez, es un discurso dirigido al público, que pertenece al autor que lo concibió. Toda la reflexión de Kant se dedica a formular principios que permitieran definir una propiedad perpetua del autor sobre su propio discurso, aún cuando el libro perteneciera al lector.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    Robert Darnton y otros, han matizado esta idea, considerando que, tal vez, los escritos filosóficos no habían tenido la importancia que se les dio en la historia intelectual y la historia de las ideas y que lo que se debía considerar era más bien la circulación, muy fuerte a partir de 1760 y 1770, de toda la literatura clandestina, o más o menos clandestina: la literatura de los panfletos, de los libelos, de las crónicas escandalosas y de los textos, a la vez pornográficos y políticos, que ofrecían una visión particularmente negativa de la aristocracia, de la corte, de la reina y, finalmente, del rey mismo.23 Se produjo una suerte de erosión de las creencias tradicionales a través de la lectura de este tipo de literatura, que no era filosófica en el sentido clásico, pero que era «filosófica» en el sentido que les daban los libreros-editores, que designaban como «livres philosophiques» a todos los libros prohibidos impresos fuera de Francia: en Ginebra, en Neuchâtel, en los pequeños estados alemanes, o en Londres y Ámsterdam. Esta es una nueva manera de pensar la relación entre la cultura escrita y la Revolución de 1789, que hace hincapié en esta literatura clandestina que socavó y agrietó las creencias tradicionales, preparando así la ruptura acontecida en 1789.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    Los intelectuales, y dentro de ellos los historiadores, comparten la tentación de otorgar un papel excesivo a lo escrito, como lo hacía Kant, hombre por excelencia de la cultura escrita. Debemos pensar que acontecen transformaciones mentales, mutaciones de sensibilidad y emociones colectivas situadas a distancia de la circulación y de la apropiación de lo escrito.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    Podemos concebir el proceso de desacralización, de secularización, de distancia tomada en relación con la autoridad no necesariamente como el resultado de las lecturas, sino como el resultado de experiencias colectivas, de gestos y acciones compartidas en la inmediatez de las relaciones sociales. Es la perspectiva de Arlette Farge, quien caracteriza la opinión crítica de las autoridades no como inspirada por lo que se lee, sino como construida por las emociones colectivas, las frustraciones de lo cotidiano, las palabras intercambiadas en la plaza pública o en el mercado.25
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    El proceso de apropiación es una producción silenciosa de sentido.
  • Ana Luelmoidézettelőző év
    la librería permite una relación física, material, inmediata con los libros, haciendo visible los dos sentidos de la palabra «libro»: el libro como discurso, como obra intelectual, estética o práctica, y el libro como objeto específico, diferente de todos los otros objetos de la cultura escrita.
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