El peso no interviene en el momento de una relación sexual ni del deseo, pero sí del amor, del estatus social de la delgadez, de "tu novia la linda", "tu novia la que está buena". A fin de cuentas, los hombres (sí, ya sé "no todos los hombres") son unos imbéciles sin más identidad que lo frágil de su masculinidad. Me habría gustado saberlo entonces.