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Gabriela Mistral

  • Nabilidézettelőző év
    Todas íbamos a ser reinas1
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    Poema del hijo
    A Alfonsina Storni

    I

    ¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyo

    y mío, allá en los días del éxtasis ardiente,

    en los que hasta mis huesos temblaron de tu arrullo

    y un ancho resplandor creció sobre mi frente.

    Decía: ¡un hijo!, como el árbol conmovido

    de primavera alarga sus yemas hacia el cielo.

    ¡Un hijo con los ojos de Cristo engrandecidos,

    la frente de estupor y los labios de anhelo!

    Sus brazos en guirnalda a mi cuello trenzados;

    el río de mi vida bajando a él, fecundo,

    y mis entrañas como perfume derramado
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    Ahora tengo treinta años, y en mis sienes jaspea

    la ceniza precoz de la muerte. En mis días,

    como la lluvia eterna de los polos, gotea

    la amargura con lágrimas lentas, salobre y fría.

    Mientras arde la llama del pino, sosegada,

    mirando a mis entrañas pienso qué hubiera sido

    un hijo mío, infante con mi boca cansada,

    mi amargo corazón y mi voz de vencido.

    Y con tu corazón, el fruto de veneno,
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    De Tala
    La fuga
    Madre mía, en el sueño

    ando por paisajes cardenosos:

    un monte negro que se contornea

    siempre, para alcanzar el otro monte;

    y en el que sigue estás tú vagamente,

    pero siempre hay otro monte redondo

    que circundar, para pagar el paso

    al monte de tu gozo y de mi gozo.

    Mas, a trechos tú misma vas haciendo

    el camino de juegos y de expolios.

    Vamos las dos sintiéndonos, sabiéndonos,

    mas no podemos vernos en los ojos,
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    La mano tengo de él rebosada

    y la mirada puesta en mi mano;

    entrego un llanto arrepentido

    por el olvido de tantos años,

    y la cara se me envejece

    o me renace en este hallazgo.

    Como se halla vacía la casa,

    estemos juntos los reencontrados,

    sobre esta mesa sin carne y fruta,

    los dos en este silencio humano,

    hasta que seamos otra vez uno

    y nuestro día haya acabado...
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    Me nació de cosas

    que no son país;

    de patrias y patrias

    que tuve y perdí;

    de las criaturas

    que yo vi morir;

    de lo que era mío

    y se fue de mí.

    Perdí cordilleras

    en donde dormí;

    perdí huertos de oro

    dulces de vivir;

    perdí yo las islas

    de caña y añil,

    y las sombras de ellos

    me las vi ceñir

    y juntas y amantes

    hacerse país.
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    Será esto la eternidad

    que aún estamos como estábamos.
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    Vieja
    Ciento veinte años tiene, ciento veinte,
    y está más arrugada que la Tierra.
    Tantas arrugas lleva que no lleva otra cosa
    sino alforzas y alforzas como la pobre estera.

    Tantas arrugas hace como la duna al viento,
    y se está al viento que la empolva y pliega;
    tantas arrugas muestra que le contamos sólo
    sus escamas de pobre carpa eterna.

    Se le olvidó la muerte inolvidable,
    como un paisaje, un oficio, una lengua.
    Y a la muerte también se le olvidó su cara,
    porque se olvidan las caras sin cejas.

    Arroz nuevo le llevan en las dulces mañanas;
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    La desasida
    En el sueño yo no tenía

    padre ni madre, gozos ni duelos,

    no era mío ni el tesoro

    que he de velar hasta el alba,

    edad ni nombre llevaba,

    ni mi triunfo ni mi derrota.

    Mi enemigo podía injuriarme

    o negarme Pedro, mi amigo,

    que de haber ido tan lejos

    no me alcanzaban las flechas:

    para la mujer dormida

    lo mismo daba este mundo

    que los otros no nacidos...

    ç

    Donde estuve nada dolía:

    estaciones, sol ni lunas,

    no punzaban ni la sangre

    ni el cardenillo del Tiempo;

    ni los altos silos subían

    ni rondaba el hambre los silos.

    Y yo decía como ebria:

    «¡Patria mía, Patria, la Patria!».

    Pero un hilo tibio retuve,

    –pobre mujer– en la boca
  • Luz Medieidézett10 nappal ezelőtt
    vilano que iba y venía

    por la nonada del soplo,

    no más que un hilo de araña

    o que un repunte de arenas.

    Pude no volver y he vuelto.

    De nuevo hay muro a mi espalda,

    y he de oír y responder

    y, voceando pregones,

    ser otra vez buhonera.

    Tengo mi cubo de piedra

    y el puñado de herramientas.

    Mi voluntad la recojo

    como ropa abandonada,

    desperezo mi costumbre

    y otra vez retomo el mundo.

    Pero me iré cualquier día

    sin llantos y sin abrazos,

    barca que parte de noche

    sin que la sigan las otras,

    la ojeen los faros rojos

    ni se la oigan sus costas...
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