Los mejores cuentos policiales, 1

a quien nadie podría recordar un minuto después de haber dejado de mirarlo,

Rops, o algún grabador de las negras escuelas alemanas

la luz de la luna llena. Por un lado, yo estaba mejor que antes, ya que podía ver bien por dónde caminaba; pero, por otro, estaba peor, ya que veía una cantidad de sombras raras que antes no veía, cuando me rodeaba la negrura. Ahora veía demasiado…

lo menos de parte de la opinión pública, que siempre gime contra el afortunado y el fuerte

Porque el verdadero idealista y el verdadero realista comparten el amor de la acción. Y el político práctico vive de formular objeciones prácticas a cualquier acción. La obra del idealista podrá ser impracticable; la del hombre de acción, inescrupulosa

era uno de esos hombres nada prácticos, que son de prodigiosa importancia en la política práctica.

Claro, si se ignoran los hechos, todo puede parecer complicado.