—Escuché los latidos de tu corazón antes de que pudiera verte. Y cuando salí del ataúd, tu olor flotaba en el aire. Estabas tan cerca… sentí que podía saltar afuera del cajón y devorarte, pero estaba encerrada. Cuando te fuiste rogué que volvieras para liberarme. No era la primera vez en un siglo que me despertaba, pero era la primera vez que quería salir.