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Truman Capote

Música Para Camaleones

  • Rafael Narvalidézett3 évvel ezelőtt
    ¿pero acaso no buscamos en los demás nuestros propios defectos para luego reprochárselos?
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    TC: Buenas noches.

    TC: Buenas noches.

    TC: Te quiero.

    TC: Yo también te quiero.

    TC: Más te vale. Porque si nos ponemos a profundizar, sólo nos tenemos el uno al otro. A nadie más. Hasta la tumba. Y ésa es la tragedia, ¿no?
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    Sin embargo, nuestros verdaderos terrores son el eco de los pasos que resuenan en los corredores de nuestra mente, y la ansiedad, las angustiosas visiones que suscitan.
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    P: ¿Considera que la conversación es un arte?

    R: Sí, uno agonizante. La mayoría de los conversadores famosos –Samuel Johnson, Oscar Wilde, Whistler, Jean Cocteau, lady Astor, lady Cunard, Alice Roosevelt Longworth– monologan, no conversan. La conversación es un diálogo, no un monólogo. Por eso hay tan pocas conversaciones buenas: debido a la escasez, es raro que coincidan dos conversadores inteligentes. De la lista que acabo de mencionar, los dos únicos que he conocido personalmente son Cocteau y la señora Longworth. (En cuanto a ella, lo retiro: no es una solista; deja que uno participe en la melodía.)
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    La conversación es un diálogo, no un monólogo.
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    TC y TC: Ahora me tumbo a dormir. Ruego al Señor mi alma guardar. Y si antes del despertar debiera morir, ruego al Señor mi alma llevar. Amén.
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    ¿Dónde estaban las setas? ¿Dónde estaban las lunas? Y por fin, la vida; la vida de todos los días borró los restos de la poca fe que aún quedaba. No soy la peor persona que se ha cruzado en mi camino, ni mucho menos, pero he cometido algunos pecados graves, varios de ellos con deliberada crueldad; y no me han molestado ni un ápice, nunca he pensado en ellos. Hasta que no tuve otro remedio. Cuando la lluvia empezó a caer, fuerte y tenebrosa, ya no cesó. Así que empecé a pensar en Dios otra vez.
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    P: ¿Ha pensado alguna vez en el suicidio?

    R: Desde luego. Como todo el mundo, menos el tonto del pueblo, posiblemente. Poco después del suicidio del estimado escritor japonés Yukio Mishima, a quien conocía bien, se publicó una biografía de él y, para mi desmayo, el autor citaba esta declaración suya: «Ah, sí. Pienso mucho en el suicidio. Y conozco a muchas personas que seguramente se suicidarán. Truman Capote, por ejemplo.» No puedo figurarme lo que le habría llevado a esa conclusión. Mis visitas a Mishima siempre fueron alegres, muy cordiales.
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    Lo cierto era que ella acusaba más receptividad que yo ante las críticas superficiales; toda alusión desfavorable a su obra la dejaba abatida. Al hacérselo notar, respondió: «Sí, ¿pero acaso no buscamos en los demás nuestros propios defectos para luego reprochárselos? Estoy viva. Tengo pies de barro. Sin duda alguna.»
  • Paris Leónidézett2 hónappal ezelőtt
    Luego le conté unas cuantas cosas: que era de Nueva Orleans, que había publicado varios relatos breves, que quería ser escritor y estaba trabajando en una novela. Me preguntó cuáles eran mis escritores norteamericanos preferidos. «Hawthorne, Henry James, Emily Dickinson...» «No, vivos.» Ah, bueno, hum, vamos a ver. Considerando el factor de la rivalidad, para un autor contemporáneo, o para un aspirante a escritor, es difícil confesar su admiración por otro. Al fin, dije: «Hemingway no: un hombre verdaderamente deshonesto, todo de salón. Thomas Wolfe tampoco: toda esa vomitona violácea; claro que no está vivo. Faulkner, a veces: Luz de agosto. Fitzgerald, en ocasiones: The Diamond as Big as the Ritz, Suave es la noche. Me gusta mucho Willa Cather. ¿Ha leído usted Mi enemigo mortal?»
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