Periferia

¿Recuerdas que habíamos hablado del poliamor?”. Ella avanzó solo para darse el gusto de verlo retroceder. Su mirada siguió atenta y divertida las rodillas de Rodrigo posarse, ridículas y contritas, en el suelo. La

Actividades como fumar la pipa sagrada, hacer la meditación de la luna, tomar baños de rosas o descubrir el zodiaco maya se habían convertido en una especie de territorio donde ella y Rodrigo entraban como turistas del bienestar holíst

¿Tendré que volar para cagar?”. Decidió que un día de ayuno no le hace mal a nadie.
Sin embargo, su resolución se veía comprometida mientras se acercaba la hora de comer. Sus compañeros ya estaban

Katia era, ante todo, una mujer práctica, de modo que en cada situación encontraba ventajas y desventajas. Pro: no tendría que vestirse, llegaría más rápido y temprano; no tenía hambr

felicidad, pues no recordaba haberla sentido en mucho tiempo.
–Todo por hoy, amigo –dijo Ernesto, sonriente.
–Gracias –dijo Julián–. Disculpe por…, bueno, por desconfiar…
–No se preocupe, amigo, gajes del oficio –dijo mirand

Julián no supo cómo pasó, pero su cuerpo estaba bailando. Sus piernas ya no eran torpes troncos enraizados, su torso ya no parecía árbol artrítico, al contrario, se movía acorde con la música; incluso sus rizos dejaron de ser resortes anárquicos para dibujar suaves contornos en el aire. Se sintió mar penetrado por la l

ojos de lluvia, sonrisa que alumbra, caderas de fuego…
–Es más bien breve, delgada, pálida…
–No, no, no se ech

reinta años de timidez sostenida habían hecho de su cuerpo un pez escurridizo en el mar de la indiferencia cotidiana. Nada notable.
–Relájese, el primer amor siempre es imposible, aunque

la ensoñación preferida– sino reprogramarlo o dirigirlo a su antojo. El sueño lúcido, que un tiempo se consideró lujo de mentes privilegiadas o mero accidente, ahora es posible para todos.
Estoy seguro de qu

Cómo pudo ser el trayecto de un ancestro mexa promedio? El camino comenzaba a pie. Se sospecha que las primeras pruebas servían para ganarse el derecho a un Tren, con el cual se evitaban los extravíos en las bifurcaciones, pues las ruedas de los trenes tenían un imán conectado con las vías correctas. Después de Cuatro Caminos, que evoca el vientre materno, continuaba una Estación cuya imagen es una cruz, alusión a un Sepulcro. La interpretación es obvia: el Pasajero no nacía a la vida, sino a la muerte; para renacer, tendría que matar –simbólicamente, por supuesto– todo lo que había sido. El Pasajero debía cortar todo contacto con su familia y su trabajo; en este sentido hablamos también de una muerte social. Seguía Tacuba, cuyas pequeñas flores apuntan a la ansiada renovación: el hombre renacido a la Trascendencia.