—¡Se están muriendo! ¡Se están muriendo!
Al final, su padre le dijo:
—Ha sido un sueño, Jimmy, en realidad no ha pasado nada, ha sido un sueño.
Jim seguía llorando.
Años más tarde, Jim explicó a sus amigos que, en el mismo instante en que el coche de su padre se alejaba del cruce, un indio murió y su alma se introdujo en el cuerpo de Jim.