¿Me despreciará alguien? Él verá. Yo, por mi parte, estaré a la expectativa para no ser sorprendido haciendo o diciendo algo merecedor de desprecio. ¿Me odiará? Él verá. Pero yo seré benévolo y afable con todo el mundo, incluso con ese mismo estaré dispuesto a demostrarle lo que menosprecia, sin insolencia, sin tampoco hacer alarde de mi tolerancia, sino sincera y amigablemente.
MEDITACIONES XI, 13