El Principito

Conozco un planeta donde hay un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha mirado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sacar cuentas. Y todo el día repite como tú: «Soy un hombre serio. Soy un hombre serio». Y eso lo hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre. ¡Es un hongo!

Si alguien ama a una flor que es única entre millones y millones de estrellas, eso es suficiente para que ese alguien sea feliz cuando la mira y se diga: «Mi flor está ahí, en alguna parte...».

Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.

entonces mi dedicatoria:
A LEON WERTH,

–Buenos días –dijo el zorro.

–Buenos días –contestó amablemente el Principito, y se dio vuelta. Pero no vio a nadie.

–Acá estoy –dijo la voz–. Bajo el manzano...

–¿Quién eres? –preguntó el Principito–. Eres muy hermoso...

–Soy un zorro

Serás para mí único en el mundo y yo seré para ti único en el mundo...

una estrella, en un planeta, el mío, la Tierra, había un Principito que consolar.

La flor que amas no está en peligro

Me regalaba su aroma e iluminaba mis días. ¡Nunca debí huir! Debería haberme dado cuenta de la ternura que ocultaban sus pequeñas astucias... ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.

conozco una flor, única en el mundo, que no existe en ningún otro lado salvo en mi planeta,