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Carmen García

El idioma de los pájaros

  • Alejandra Hesaidézettelőző év
    Alguna vez, intenté comentarlo con ciertas personas. Compartir la sensación que me había dejado la desaparición, saber si alguien más tenía ese mismo agujero adentro; la misma incomodidad. Y sin embargo, fue como hablar con un muro.
  • Alejandra Hesaidézettelőző év
    Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera.
  • Alejandra Hesaidézettelőző év
    el extraño vacío se apoderaba de todo, como una neblina que se posa sobre los caminos.
  • Yar Cruzidézett2 évvel ezelőtt
    Alguna vez, intenté comentarlo con ciertas personas. Compartir la sensación que me había dejado la desaparición, saber si alguien más tenía ese mismo agujero adentro; la misma incomodidad
  • Yar Cruzidézett2 évvel ezelőtt
    Así continuamos, con la vista tapada, desconociendo el vacío, mirando hacía el lugar equivocado.
  • Yar Cruzidézett2 évvel ezelőtt
    en cada gesto, en cada mirada, se pronunciaba más la ausencia.
  • Yar Cruzidézett2 évvel ezelőtt
    Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera. Pero ahí estaba, acechando. Creciendo en el silencio. Materializándose de alguna forma desconocida.
  • Alicia M. Maresidézett3 évvel ezelőtt
    En cambio, yo recordaba a Pelayo siempre. Su complicidad silenciosa, su forma de moverse en la oscuridad. Todo eso que ahora construía un abismo entre Perro y yo.
  • Alicia M. Maresidézett3 évvel ezelőtt
    Nadie hablaba de eso, de lo irremplazable. De lo que se había perdido junto con los gatos. Quizás porque no sabíamos cómo ponerlo en palabras o porque solamente nombrarlo era escalofriante. Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera. Pero ahí estaba, acechando. Creciendo en el silencio. Materializándose de alguna forma desconocida.
  • Hatebreederidézett4 évvel ezelőtt
    Nadie hablaba de eso, de lo irremplazable. De lo que se había perdido junto con los gatos. Quizás porque no sabíamos cómo ponerlo en palabras o porque solamente nombrarlo era escalofriante. Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera. Pero ahí estaba, acechando. Creciendo en el silencio. Materializándose de alguna forma desconocida.
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