Madres, avisad a vuestras hijas

«Puede que no sea vuestra madre o vuestra hermana, pero soy la madre de alguien, soy la hermana de alguien».

antes de dejar que tu río de críticas fluya alrededor de mi cadáver.

Enterradme en el cruce de caminos para que mi espíritu pueda viajar, para que incluso en la muerte no me vea obligada a descansar o a cubrirme de musgo.

No fui una madre cariñosa, cierto, pero ahora me gusta cuando me agarras de la mano, aunque cada vez que me tocas tengo un poco de miedo de que me pegues. Quizá cuando muera me eches a los cuervos. Comprar un ataúd sería un desperdicio.

Si hubieras tenido una hija, serías más indulgente con lo que hacen los demás. ¿Crees que te he fallado, muchacha? Pues a mí también me falló mi madre. Se dejó encerrar en el manicomio. Y tú le habrías fallado a tu hija si hubieras tenido una. Ahí tienes más estudios de la mujer.

los once años sabías cortar leña, encender un fuego en la estufa, ordeñar a la vaca, colar la leche en botellas y hacer mantequilla con la nata que sobraba. Sabías vestir a tus hermanos pequeños para ir al colegio. Digo yo que también podías decirle a un hombre que te dejara en paz, si eso era lo que querías.

Eres una mujer de mediana edad, demasiado mayor para guardar rencores de la infancia.

Me violaron detrás del Lamplighter, pero tenía mejores cosas que hacer que amargarme por diez minutos de mi vida.

Los osos, como los cerdos, como los hombres, son portadores de enfermedades, así que yo trituraba la carne y la grasa amarilla y lo cocinaba todo a conciencia;

Los hombres se mataban en el trabajo, así que ¿cómo podíamos negarles nuestros cuerpos? ¿O lo que fuera que pidieran?