De día pertenezco al mundo… por la noche, al sueño y a la eternidad. Pero a la hora del crepúsculo, estoy libre de ambos y me pertenezco sólo a mí misma… y a ti
Verónica Díazidézett2 évvel ezelőtt
Me alegro de no vivir en el Ayer… de que el Mañana siga siendo un amigo
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no importa lo pobre que se es, siempre y cuando se tenga alguien a quien amar.
Verónica Díazidézettelőző év
Nuestra casa ¿No suena «místico y maravilloso», Gilbert? He estado construyendo casas de ensueño toda mi vida y ahora una de ellas se hará realidad.
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Pero ésta era realmente una casa terrible, llena de fantasmas de odios muertos y corazones rotos, atestada de hechos oscuros que jamás habían conocido la luz y seguían fermentando en sus rincones y escondrijos
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Diana tenía tantos otros intereses, ahora. Las fiestas y conciertos habían terminado para ella
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Hay un punto del camino donde siempre siento que he llegado a casa —dijo Ana—. Es en la cima de la próxima colina, desde donde veremos las luces de Tejas Verdes.
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Sí, le tengo lástima. Porque ha dejado fuera la vida y ahora la vida la está dejando fuera a usted. Basta, Katherine. Abra sus puertas a la vida… y la vida entrará
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(¿Estás seguro de que me besas en lugares debidos, Gilbert? Temo que la señora Gibson consideraría la nuca, por ejemplo, como un lugar por demás indecoroso)
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Pauline no es muy alegre… ¿no es verdad, Pauline? No eres muy alegre. No me extraña que la señorita Shirley quiera irse»