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Isabel Allende

Hija de la fortuna

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  • Fátimaidézett8 évvel ezelőtt
    nuevas fuerzas en mí, que tal vez siempre tuve, pero no conocía porque hasta ahora no había necesitado ejercerlas.
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    Joaquín Andieta vivía atormentado por un romanticismo político sin eco en ese país de gente práctica y prudente.
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    Y cuando el sabio Tao Chi'en la introdujo en la poética posibilidad de la reencarnación, se convenció de que en cada una de sus vidas se repetía el mismo drama: si ella hubiera nacido mil veces antes y tuviera que nacer mil veces más en el futuro, siempre vendría al mundo con la misión de amar a ese hombre de igual manera.
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    —Todos los maridos son aburridos, John. Ninguna mujer con dos dedos de frente se casa para que la entretengan, sino para que la mantengan.
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    Todd lo abrazó torpemente y el otro lo estrechó por un instante, pero enseguida se desprendió con brusquedad, rojo hasta las orejas. Los dos retrocedieron simultáneamente, aturdidos, sin comprender cómo habían violado la regla elemental de conducta que prohíbe contacto físico entre los hombres, excepto en batallas o deportes brutales.
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    Estaba decidida a darle un destino mejor que el suyo, la entrenaría en las artes del disimulo, la manipulación y la artimaña, porque eran más útiles que la ingenuidad, de eso estaba cierta.
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    Cualquier mujer que se comporte con la soberana seguridad de una beldad, acaba por convencer a todo el mundo de que lo es, sostenía
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    Había decidido que Eliza tendría estudios, dote y reputación de bella, aunque no lo fuera, porque la belleza, según ella, es cuestión de estilo
  • Sara E. Araunaidézett3 évvel ezelőtt
    esa era la única congoja que no podía transformar en triunfo mediante el ejercicio disciplinado de la imaginación.
  • Isabel Mejiaidézett7 évvel ezelőtt
    La dominaba una energía insoportable, se ahogaba, no podía estar quieta ni un instante, devorada por la impaciencia.
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