Mundo Umbrío. Las dos muertes

Tampoco es que fuera gran cosa que su madre, Marcia (totalmente humana), se hubiera casado con un vampiro; en cualquier vecindario de cualquier ciudad hay matrimonios todavía más raros.

Lina entendió ahora el motivo de la admiración de Gis. Obviamente en el nido había sido educado para apreciar la hermosura al estilo umbrío. Y ella, en la superficie, estaba condicionada para caer en los estándares de belleza tibia. Gis tenía un rostro de esos que producen tortícolis cuando te los encuentras por los pasillos de la escuela o en un centro comercial.

Siempre estoy triste. ¿No te ocurre que hay ocasiones en que sientes que eres distinto a los demás?, ¿que naciste en el lugar equivocado, que te rodea gente incapaz de entenderte?

Lina estaba a punto de aprender que magia es como se le llama a la ciencia cuando no se sabe cómo funciona.

«Tu presencia me desequilibra, pero es un padecimiento dulce que quisiera que no terminara nunca»

—Te amo, hijita —dijo Marcia a Lina con ojos llenos de lágrimas—. Perdónanos por todo.

—Cómo quisiera que esto ya terminara y pudiéramos tener un noviazgo decente.

—O uno indecente —sonrió Gis con picardía.

Es una verdad universalmente reconocida que un vampiro no puede reflejarse en un espejo.

se dio cuenta de que Ariel siempre tenía aspecto femenino cuando leía el futuro. “Tal vez porque las mujeres son mucho más perceptivas”, pensó.

Lina se dio cuenta de que Ariel siempre tenía aspecto femenino cuando leía el futuro. “Tal vez porque las mujeres son mucho más perceptivas”, pensó.