y se quede dormida bajo la incandescencia de nuestro sol de maíz, recién nacido de la muerte, como yo
Claudia Sandovalidézettelőző év
bienvenidos al cementerio más grande de Centroamérica, fosa común donde se pudre el cadáver del mundo
Claudia Sandovalidézettelőző év
todos los días veo cruzar por estas aguas a los barqueros de la muerte, a los comerciantes del dolor que llevan en sus canoas de tablas y cámaras de llanta las almas de los migrantes enfiladas puntualmente hacia el tzompantli llamado México
Ana Paula Carrilloidézettelőző év
Sin embargo, cada vez que estoy en una plaza comercial llena de aparadores y vitrinas me siento ajeno y sufro las mismas náuseas que Félix: me dan ganas de vomitar sobre los cristales limpios, transparentes, donde se exhibe la miseria del mundo
Ana Paula Carrilloidézettelőző év
Pero no aprendió, maldijo y gritaba que este país al que había llegado era más feo que Santa Ana e incluso más pobre
Ana Paula Carrilloidézettelőző év
atravesamos el río y subimos al tren La Bestia adelante de Tecún, en Ciudad Hidalgo. Antes de Arriaga me quedé dormido y todavía sigo cayendo
Ana Paula Carrilloidézettelőző év
Ninguno de nosotros vive ya en el pueblo, todos migramos, buscando librarnos de las garras del dios de la miseria y su violencia
Ana Paula Carrilloidézettelőző év
sorteando miles de kilómetros de odio,
Ana Paula Carrilloidézettelőző év
rieles, escaleras de acero cosidas al dorso de México, columna vertebral de un país completamente desmembrado […]