Lady Abigail Thompson transita su tercera temporada en sociedad y tiene muy bien ganado su puesto de florero social, y no solo eso, ostenta con orgullo su lugar en el grupo de las demasiado feas, sitio que eligió por propia voluntad, a pesar de que su aspecto real está muy alejado de ser feo.
Los hombres son para ella seres estúpidos, banales, egoístas y egocéntricos, y por ello, está decidida a llevar una vida de tranquila soledad, empedernida en mantener su soltería.
Hasta que un demonio disfrazado de ángel, y la personificación de lo que detesta en un caballero, se interpone en su camino, desbaratando sus planes.
Lord Colin Bennet, conde de Vander, ostenta un estatus social, origen aristocrático y un aspecto que han logrado que todos sus deseos se cumplan solo con un chasquido. Tras una década de placeres consumados, su reputación de mujeriego le ha valido para ser llamado "Ángel Negro".
Con treinta años, y el peso de ser el primogénito, no tarda en recibir un ultimátum de su padre: debe casarse en el plazo de tres meses o el marqués elegirá la candidata por él.
Nada dispuesto a que elijan alguna joven sosa y aburrida a la que debería aguantar por el resto de sus días, Colin se enfrenta ante su primer obstáculo y también ante el primer desafío de su vida: una dama casi solterona, que ha despertado su interés con sus constantes desplantes, que oculta un secreto tras una fachada desarreglada y que ha despertado su depredador interior, demasiado tiempo dormido.
La cacería comienza, y él ya tiene escogida su presa, a pesar de que sea una fea empedernida.