Él le enseñó que el amor nunca deja de ser posible.
Empezar de nuevo siempre es complicado, aunque también puede ser un regalo, la maravillosa oportunidad de volver a la casilla de salida. Lucía Pedraza recibió ese regalo cuando regresó a Madrid y decidió que ya era hora de ponerse en marcha, cuando entendió que la mejor forma de avanzar era dar el primer paso. Ni saltos al vacío, ni acciones heroicas, ni grandes aventuras, simplemente andar y dejarse sorprender porque la vida, hasta en un inesperado curso de postres, te puede sumergir en la más mágica y apasionante historia de amor.