Educar niños

Los beneficios están claros: diversión, buena forma física y aire libre, construcción del carácter, amistad, y un sentido del logro y de la pertenencia.

Un hombre de verdad es aquel que es responsable de sí mismo y de su conducta. Un hombre de verdad puede estar furioso y enfadado, pero cualquiera se siente totalmente a salvo a su lado

En la vida adulta, un hombre será normalmente más fuerte que su esposa o compañera. Tiene que saber cómo no perder los estribos, especialmente cuando se enfada, está cansado o frustrado.

La gran lección masculina: saber cuándo hay que parar

Un terapeuta de Sidney, Paul Whyte, lo dice claramente: «Si quieres llevarte bien con los niños, ¡aprende a luchar!».

O sea que, aunque necesitan saber y ver cuándo estamos enfadados, temerosos, felices o tristes, también quieren saber que somos capaces de «contener» esos sentimientos. Ello significa que podemos tener miedo pero no perder la calma, estar enfadados pero no volvernos peligrosos, sentirnos felices pero no parecer idiotizados, y ponernos tristes pero no parecer que los acontecimientos nos superan o nos abruman.

Tu hijo necesita aprender no solo que a las mujeres hay que tratarlas con el debido respeto, sino también que un hombre puede discutir con calma, sin pelearse o arremeter contra nadie; que sabe escuchar pero también defender su argumento e insistir en que se le escuche.

Los hijos aprenden de tus actitudes

Si el maestro, monitor o padre es amable y justo (a la vez que estricto), entonces los chicos abandonarán su actitud de «macho» y se dedicarán a aprender.

Tenemos que insistir en cosas básicas: «Sé responsable. Reflexiona. Piensa en los demás. Reflexiona en las consecuencias».