El oficio político

De los 131 políticos que formaron parte de los gabinetes de las siete administraciones de esa época, 76 —58% del total— solamente tuvieron carreras en el sector público, sin contacto con los puestos de elección ni menos aún con el partido.

La circunstancia histórica de la cual Alemania fue protagonista y Weber, testigo y actor, parece confirmar que la administración, constituida por la burocracia, racional y técnica por naturaleza, no es el espacio formativo del político.

arte de relacionamiento”,
29
comienza a entenderse y practicarse desde la escuela, y se reafirma en las universidades, no por la enseñanza misma sino por la constante atención al conflicto, las decisiones, la discusión ideológica.

Aunque la educación formal siempre es útil, no es determinante en política, si se acepta que es conocimiento práctico y que es el desempeño en sus diferentes responsabilidades en términos de sus resultados, los cuales miden la estatura del buen político.

como advierte Ignatieff, la política puede aprenderse, pero nunca enseñarse.

no proviene de ningún manual, sino del instinto y la experiencia.

a relevancia de esta habilidad del político es que constituye su capacidad para reconocer el momento como conflicto único a resolver o como oportunidad para desarrollar un objetivo

Tal conocimiento acumulado permite al político, dice Berlin, “leer” el momento como circunstancia única.

Esas cualidades se expresan visiblemente cuando el político es capaz de entender una situación particular, cuando comprende la singularidad del momento.

El juicio político, que lleva al individuo a actuar apropiadamente a los ojos de la sociedad y a ser eficaz ante los demás políticos, es la suma de instinto, aptitud, voluntad y serenidad.