Los lanzallamas

Pasó mucho rato en el vestíbulo de un hotel de São Paulo esperando a unos hombres que llegaron horas después, vestidos con trajes de lino color crema.

se habían dado cuenta, en plena juventud, de que la existencia requiere cambio y movimiento para ser vital, y eso era algo que uno sólo percibe a través de violentas convulsiones.

el botiquín finalmente aprovisionado, ya podían llevar a cabo todas las comprobaci

Corrí hasta encontrar una cabina de teléfono que no estuviera rota, y marqué el número. La operadora me dijo que no podía enviarme a nadie si no le daba la dire

Las mujeres no serán más que un coño de bolsillo –dijo Lonzi–.

Lonzi decía también que lo único que valía la pena amar estaba aún por llegar, y por lo tanto era imprevisible. Sólo un cretino o un mentiroso trataría de predecir el futuro: el futuro tenía que vivirse en el momento presente, en el ahora, con su intensidad.

En mi generación hay dos grandes artistas –dijo–. Uno de ellos es Smithson y el otro es mi amigo Sammy.

–Y mi madre era puta.

Después de estar con Thurman y Nadine, era como si la razón se nos hubiera aparecido. No decía cosas inconexas ni faltas de lógica, ni hacía fotos del techo. Hasta Th

. Un trabajo, sin embargo, por mucho que lo necesitara, podría aislarme aún más. No.