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Soledad Urquia

Mamá India

  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    El instinto maternal, presentado casi como una obligación al amor, me pareció un mito que quitaba mérito a la decisión voluntaria de esa mujer de quererme para siempre
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    no sabía dónde iba a desarmar la mochila
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    el consumismo espiritual es igual que cualquier otro
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    había aprendido algo en India era a esperar estando presente, sintiendo que era en verdad un tiempo productivo. Sentada en el piso contra
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    me quedé pensando que si bien hay un tipo de amor que ata, hay otro que te acerca adonde tenés que estar.
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    ¿Adónde se vuelve? Si uno está lejos un tiempo más o menos largo, el lugar del que se fue no es el mismo con el que se va a encontrar. Las caras se hacen más viejas, la gente se muda, se casa, tiene hijos, se enamora, se arrepiente, cambia mil veces de ideas, amigos y novios, incluso algunos se mueren. Por lo tanto, pensar en volver al punto de partida es ridículo: ese punto ya no existe
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    En este país todo se manifiesta en su máxima expresión y, a veces, tanta intensidad resulta agotadora
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    punto ya no existe. Además, el que se fue tampoco es el mismo que decide regresar. En definitiva, el que vuelve se enfrenta con un doble duelo: por el mundo del que un día se fue y desapareció, y por la persona que era y que ya no es
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    Es sólo que cuando uno mira demasiado hacia adentro, el resto del mundo se sitúa en lo que parece una distancia insalvable: la introspección excesiva puede transformarse en una cárcel
  • Mariana Faccioidézetttegnapelőtt
    Aprendí que hay otros mundos aparte de este y que puedo vivir como quiera. Que la soledad es inherente a la vida y que nadie va a salvarme de ella, pero tener contacto con otros me aleja de la locura y de la tristeza extrema. Que las búsquedas frenéticas pueden hacer que te pierdas. Que hay preguntas que te queman y te obsesionan, pero que no tienen respuestas. Que la incomprensión, por más que esté cargada de amor y buenas intenciones, puede hacerte sentir muy solo. Que la reclusión, al ascetismo, el ayuno y los votos de silencio no garantizan ni la sabiduría ni la paz. Que a veces, todavía, quiero irme a cualquier lado
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