«Televisión e identidad» pretende analizar el efecto de la comunicación (y especialmente la televisión pública) sobre la construcción de la identidad regional. Las identidades territoriales, como las nacionales o las autonómicas, son plásticas y políticas, al mismo tiempo que intensas y emocionales. Precisamente por eso se han convertido en uno de los campos de acción fundamental de las estrategias comunicativas de los actores políticos. Esta plasticidad es, por supuesto, siempre relativa y está condicionada a la aceptación por parte de la opinión pública del territorio a articular. Aquí opera la televisión estableciendo un espacio de transmisión sobre un territorio concreto, con el objetivo de que la población acabe consumiendo los mismos productos con independencia de su grupo social, localidad de residencia o contexto cultural.