El mecanismo por el que una situación demasiado dura rebaja estriba en que la energía proporcionada por los sentimientos elevados es —normalmente— limitada; si la situación requiere que rebase ese límite, entonces hay que recurrir a bajos sentimientos (miedo, codicia, gusto por los triunfos y honores externos), que son más ricos en energía). Esa limitación es la clave de muchas vicisitudes.