Los ojos son lo más importante que existe: algo así como un barómetro. Descubren al que tiene el corazón endurecido, que por cualquier insignificancia es capaz de plantarle a uno la punta de su zapato en las costillas
Cristina Sánchezidézett4 évvel ezelőtt
"¡Qué hermoso soy! Tal vez sea un príncipe perro desconocido, incógnito", se decía al contemplar en la profundidad de los espejos su figura de pelambre color café y de aspecto complacido.
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Luego los progresos fueron más rápidos. Aprendió la "A" en GIavryba en la esquina de lo Mokhovaia, después la "B"... Le resultaba más fácil empezar por el final de la palabra porque al principio había una mayúscula.
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Bola había empezado a aprender por los colores.
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—¡Ajá! —dice con aire entendido—, y no tienes collar... Muy bien, muy bien; eres exactamente lo que yo buscaba.
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Los ojos son lo más importante que existe: algo así como un barómetro.
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Lo había llamado "Bola"... ¿Cómo, “Bola”?
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Lo invade la desesperación: se siente tan enfermo, tan solo, tan aterrorizado, tan lleno de amargura que a sus ojos asoma un débil llanto, el cual no demora en secarse.
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Pero lo que está destrozado, roto, es el cuerpo; soportó demasiado a los hombres...
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por causa del frío y del dolor físico, porque mi espíritu permanece vivo ... El espíritu de un perro es obstinado.