Nolan era una de las personas más afables que jamás había conocido. Cuando hablaba con alguien le prestaba toda su atención, como si no existiese nadie más en el mundo, como si lo que le estuviesen contando fuese de máxima importancia, aunque sólo estuvieran conversando acerca del tiempo. Siempre sonreía, y jamás había visto que no quisiera entretenerse cuando alguien se le acercaba.