Almendra

e rezaba «Cuando eres demasiado sincero, puedes lastimar al otro»

Los seres humanos somos productos de la educación. ¡Tú también puedes! —me decía.

—Los seres humanos somos productos de la educación. ¡Tú también puedes! —me decía

Ni yo mismo tengo la menor idea de cómo será. En realidad, nadie puede saber si una historia terminará en tragedia o comedia. Quizá sea imposible desde el principio clasificar una existencia como una u otra.

ojos. Yo estaba llorando. Y también me reía. Al igual que mamá, no podía parar de reír y llorar al mismo tiempo.

sentí que algo mojaba mis mejillas y que mamá me secaba con un pañuelo. Eran lágrimas y fluían de

Shim y empujaba una silla de ruedas. Una persona me sonreía de oreja a oreja. Me conocía de memoria esa sonrisa, puesto que la había visto desde que nací.

—¡Mamá!

Mamá se deshizo en lágrimas al oírme. Sin dejar de llorar, no paraba de acariciarme las mejillas y de pasarme la mano por el pelo.

Me quedé mirando el punto con que terminaba la frase «De corazón». Deseé que ese punto final fuera el comienzo de una nueva vida para mi amigo. ¿Nos volveríamos a encontrar? Esperaba que sí. De corazón.

Me quedé mirando el punto con que terminaba la frase «De corazón». Deseé que ese punto final fuera el comienzo de una nueva vida para mi amigo. ¿Nos volveríamos a encontrar? Esperaba que sí. De corazón.

Me quedé mirando el punto con que terminaba la frase «De corazón». Deseé que ese punto final fuera el comienzo de una nueva vida para mi amigo. ¿Nos volveríamos a encontrar? Esperaba que sí. De corazón.