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Rick Riordan

La sangre del Olimpo

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  • Vanessaidézettelőző év
    Entonces hizo algo tan inesperado que más tarde Nico pensaría que lo había soñado. Se acercó a Nico, que estaba a un lado entre las sombras, como siempre. Le cogió la mano y lo atrajo suavemente hasta la luz del fuego.

    —Teníamos un hogar —dijo—. Ahora tenemos dos.

    Le dio a Nico un fuerte abrazo, y la multitud rugió en señal de aprobación. Por una vez, a Nico no le entraron ganas de separarse. Ocultó la cara en el hombro de Reyna y parpadeó para contener las lágrimas.
  • Vanessaidézettelőző év
    El entrenador Hedge deambulaba entre los semidioses, sonriendo y sosteniendo en brazos a su bebé mientras decía: «¿Quieres conocer a Chuck? ¡Este es mi niño, Chuck!».
  • Vanessaidézettelőző év
    Will Solace no había hablado con Nico desde su encuentro ante el onagro. El hijo de Apolo pasaba la mayor parte del tiempo en la enfermería, pero cada vez que Nico lo veía corriendo a través del campamento para llevar más suministros médicos o hacer una visita a un semidiós herido, sentía una extraña melancolía. Sin duda, Will Solace consideraría a Nico un monstruo por permitir que Octavio se matase.

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  • Vanessaidézettelőző év
    Piper era tal vez la más imponente. Se batía en duelo con la giganta Peribea, espada contra espada. A pesar de que su adversaria era cinco veces más grande que ella, Piper parecía defenderse bien. La diosa Afrodita flotaba alrededor de ellas sobre una pequeña nube blanca, lanzando pétalos de rosa a los ojos de la giganta y animando a Piper.

    —Precioso, querida. Sí, muy bien. ¡Dale otra vez!
  • Vanessaidézettelőző év
    —Hay perros que necesitan ser sacrificados —Nico dio un paso adelante—. Como tú.
  • Vanessaidézettelőző év
    Will le dio un puñetazo en el hombro.

    —Gracias por la ayuda. Seis a la vez no está mal.

    —¿Que no está mal? —Nico lo fulminó con la mirada—. La próxima vez dejaré que te alcancen, Solace.

    —Bah, no me cogerían.
  • Vanessaidézettelőző év
    Órdenes del médico.
  • Vanessaidézettelőző év
    Acepta mi égida, Reyna Ramírez-Arellano, dijo la voz. Porque hoy has demostrado que eres una heroína del Olimpo.
  • Vanessaidézettelőző év
    EN LA KASA.

    En el de abajo pasó a poner:

    TURNO ACTUAL:

    ¡LAS NENAS SE PIRRAN POR LEO!
  • Vanessaidézettelőző év
    No lo estaban juzgando. Estaban preocupados. No entendía nada.
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