Eco, Umberto, recupera esa escena en un momento de La memoria vegetal, donde sugiere que no se lee solo con el cerebro, sino que se lee con todo el cuerpo, «por eso con un libro lloramos, reímos, y al leer un libro de terror se nos ponen los pelos de punta. Porque, incluso cuando parece hablar solo de ideas, un libro nos habla siempre de otras emociones, y de experiencias de otros cuerpos». Eco, Umberto, asegura que hay una relación directa entre el acto de la lectura y nuestra fisiología.