La librera de París

El nuevo arte no niega el anterior! No. Es una abertura, una puerta, que nos revela el camino hacia lo que vendrá después.

Era difícil no sentir que París era el lugar.

Era difícil no sentir que París era el lugar.

deleitarse

T. S. Eliot, T. E. Lawrence, W. B. Yeats, Winston Churchill y Wallace Stevens. Incluso editores estadounidenses como Ben Huebsch y Alfred Knopf

Tres soldados de John Dos Passos

«La gente famosa no nació así.
Uno siempre comienza siendo un desconocido».

La librera de París trata de una librería famosa y de autores famosos, sí, pero la práctica diaria de la lectura es un proceso humilde, profundo y progresivo; leer fomenta la empatía, nos ayuda a relajarnos, nos enseña el mundo, nos educa.

—Dios mío, un nombre nuevo para tu tienda, una nueva década —dijo Sylvia, dándose la vuelta—. Últimamente pareces muy interesada por la novedad.

—No es que todo sea nuevo, exactamente. Lo que hay es un renacimiento. Como era necesario después de la guerra. En la década de los veinte se conseguirá que todo comience de nuevo después del hambre y la destrucción de los últimos años.

Su hermana Holly le escribió una carta en la que le recordaba una noticia excelente y el poder de la perseverancia:

¡El sufragio es ahora la ley del país! ¡Todo por lo que trabajamos! Estoy ansiosa por depositar mi primer voto, y no me importa lo que digan los demás, pero creo que incluso vale la pena que el voto femenino tuviera un precio: la ley seca, que, como sabes, muchas de nuestras hermanas sufragistas apoyaban. A veces, sobre todo al final, pensaba que las mujeres estaban más interesadas en conseguir que sus hombres dejaran de beber que en cambiar el país votando. La mesa de la cocina, al parecer, sigue gobernando la vida de nuestro sexo.