Cosas que al parecer resultarían repugnantes de repente no eran repugnantes. Eso la asombró.
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Al final del día una sentía que iba a desmenuzarse como papel viejo. Si se cortaba las venas, saldría sangre seca semejante a arena.
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Trece años no eran demasiado pocos para saber que una era feliz y ahora le daba consuelo saber con certeza, por un momento, que había sido feliz.
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Dijo el nombre de ella. La hizo sentir bien oír su nombre en esa boca, en esa voz.
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Con un amor tan vasto, no veo la otra orilla
María Fernanda Muñozidézett8 hónappal ezelőtt
Para Abe. Con un amor tan vasto, no veo la otra orilla
Angélica Hernández Moralesidézettelőző év
Descubro que por la noche una puede mirar su vida desde una gran distancia, como si fuera una niña sentada en un árbol, escuchando la charla sin sentido de los adultos
Angélica Hernández Moralesidézettelőző év
Los ojos de las serpientes son chatos e inflexibles, y nada revelan de inteligencia animada. Tal vez podría aprender algo de eso. A veces creo que hay en mí demasiada perrosidad.
Angélica Hernández Moralesidézettelőző év
Este sonido era distinto de cualquiera de esos. Era alto y contenía una nota mineral de pánico
Angélica Hernández Moralesidézettelőző év
Obligar a las lágrimas a meterse de vuelta en los ojos le llevó todo su esfuerzo.